En una entrevista realizada por una periodista mexicana, el líder cubano Fidel Castro se mostró rozagante, vital y encantado con las posibilidades de estar conectado con todo el mundo gracias al internet.
El hombre más importante de la Revolución cubana, que el 31 de julio de 2006 dio a conocer, de manera oficial, la carta de renuncia como presidente y Comandante de las Fuerzas Revolucionarias de Cuba, luce rozagante y vital, aunque no domine del todo los movimientos de sus piernas.
Confesó que llegó a pesar 66 kilos y calificó como un” calvario”, el tiempo de su enfermedad, y hoy se considera un “resucitado”. Aclara que además del magnífico equipo médico que lo asistió, él ha puesto voluntad y obediencia. “No cometo nunca la más mínima violación”, asegura.
La tarea de acumulación informativa cotidiana de este sobreviviente, con 84 años, veinte kilos más y dando pasos sin bastón, comienza desde que despierta. A una velocidad de lectura que nadie sabe con qué método consigue, devora libros; se lee entre 200 y 300 cables informativos por día; está pendiente y al momento de las nuevas tecnologías de la comunicación; se fascina con Wikileaks, la garganta profunda del Internet, famosa por la filtración de más de 90 mil documentos militares sobre Afganistán, en los que este nuevo navegante está trabajando.
“Internet ha puesto en manos de nosotros la posibilidad de comunicarnos con el mundo. Con nada de esto contábamos antes. Se acabaron los secretos, o al menos eso pareciera. Estamos ante un periodismo de investigación de alta tecnología, como lo llama el New York Times, y al alcance de todo el mundo”, comenta el legendario líder, quien considera a la comunicación como el arma más poderosa que haya existido.
Aclara que Cuba apenas dispone de una entrada de Internet para todo el país–debido a la negativa rotunda de Estados Unidos a darle acceso a lnternet a la isla, a través de uno de los cables submarinos de fibra óptica que pasan cerca de las costas. Por lo tanto Cuba se ve obligada, a bajar la señal de un satélite, lo que encarece mucho más el servicio que el gobierno cubano ha de pagar, e impide disponer de un mayor ancho de banda que permita dar acceso a muchos más usuarios y a la velocidad que es normal en todo el mundo, con la banda ancha.
“Por estas razones el gobierno cubano da prioridad para conectarse no a quienes pueden pagar por el costo del servicio, sino a quienes más lo necesitan, como médicos, académicos, periodistas, profesionistas, cuadros del gobierno y clubes de Internet de uso social. No se puede más”, declara Fidel.
Pero esta situación cambiará tan pronto concluyan las obras de cable submarino que se tiende del puerto de La Guaira, en Venezuela, hasta las cercanías de Santiago de Cuba, llevadas adelante por el gobierno de Hugo Chávez, que permitirá a la isla disponer de banda ancha y posibilidades de acometer una gran ampliación del servicio.
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